La cultura musical peruana

domingo, 18 de enero de 2009

Tajumulco

Ya me queda poco por aquí y sólo había subido dos volcanes, el Pacaya y la laguna Chikabal. Aunque bastante altos ninguno de los dos había sido muy exigente, por lo que sentía que necesitaba subir algo más complicado.


Desde que Álvaro, la persona que gestionó la beca y que ya estuvo donde estamos ahora, me habló del Tajumulco había algo por dentro de mi que me decía que no podía irme sin subirlo. Como todo el mundo dice es posiblemente el volcán más feo de toda Guatemala, con un cráter deforme que es más alto por un lado y le da un aspecto de pico. Para colmo justo enfrente está el Tacaná, un volcán del cual la mitad de sus faldas se encuentran ya en territorio mexicano y que es precioso ya que del lado de México hay unas bonitas pozas de agua cristalina en las que te puedes bañar.

Todos os estaréis preguntando, ¿si el Tacaná es tan bonito y estaba tan cerca y el Tajumulco es tan feo como dicen, qué tiene el Tajumulco para decidirse por él? Pues la respuesta es el morbo de sus 4220m. El morbo de ser el pico más alto de toda centroamérica, el morbo de sentir que en ese momento no hay nadie por encima de ti ni en Guatemala, ni en Belice, ni en Hoduras, ni en El Salvador, ni en Nicaragua, ni en Panamá, ni en Costa Rica. En esa cima no sólo encontraría unas vistas increíbles, sino que me sentiría que había llegado a un lugar realmente inaccesible al que sólo unos cuantos llegan.

Estuve toda la semana informándome sobre cómo llegar y cuando lo tuve claro me puse manos a la obra para encontrar acompañantes. Unos por que no tenían ganas y otros porque no podían, pero al final me encontré con que si iba tenía que ir sólo. Me daba un poco de reparo. Soy de los que piensan que ir a la montaña sin compañía no es nada aconsejable, pero no tenía alternativa porque se me termina el tiempo aquí y no quería marcharme dejándolo pendiente. Así que me hice a la idea de que me iba sólo y a ello me puse.

Hablé con Alejandro, mi jefe, y me dijo que habían camionetas que salían a las 3 de la mañana, así que me preparé para salir pronto y poder agarrar esa camioneta. Pero cuando volvía de comprar la cena la noche del viernes me encontré con el portero de donde vivo, Ruben, que como todo buen portero es cotilla y chismoso de profesión. Me preguntó qué iba a hacer ese fin de semana y le comenté mis intenciones. Después de regañarme cual padre por aventurarme a ir sólo, me comentó que la primera camioneta para San Marcos salía a las 5. Me fié de él más que de Alejandro porque él agarra más camionetas y vive en un pueblo de camino a San Marcos. Así que me acosté con el despertador a las 4, menos mal.

Me desperté con la agradable vibración del teléfono golpeando la mesilla de noche y, no sin dificultad, me levanté. Desayuné y me preparé la mochila. Chubasquero, chaqueta, comida y ya compraría el agua en una tiendita por el camino. Me bajé y agarré un taxi a la terminal. Llegué y ahí esperaba la camioneta. Me subí en ella y casi consigo dormirme por primera vez en una, pero no lo logré debido a la tensión con la que sueles viajar en este medio de transporte. Nunca te acostumbras...

Llegué a San Marcos ya de día y agarré otra a Tajumulco, el pueblo que hay bajo el volcán. Llegué sin incidentes al cruce que te baja al pueblo y ahí un señor muy amable me comentó donde tenía que ir para comenzar a subir. Me hizo gracia como se despidió: "Que le vaya bien señor gringo". Los que me cobraron la entrada me ofrecieron un guía diciéndome que con las nubes que habían quizás era un poco peligroso subir sólo, pero se me iba el presupuesto con el guía. Así que subí sólo. Ahí estaba el volcán, lleno de nubes, mucho más de lo habitual, esperándome.

Me puse en camino hacia arriba y antes de llegar al gran nubarrón ya me encontré un regalo visual del volcán. Una vista perfecta y despejada del volcán Tacaná, pero con las nubes acechándome. Seguí por el caminito que me habían prometido que sería tan sencillo hasta que me encontré un cruce. Por suerte escogí el camino correcto fijándome en donde estaba el pico y seguí caminando. Era un camino agradable con casitas humildes alrededor. Tras unos 20 minutos llegué al principio de la senda. Aquí ya comenzaba la subida, pero la altura aún era soportable. Está senda podía llevar a confusión en algún momento, pero se veía clara la dirección. La subida era interminable y ya llevaba una hora de camino cuando me encontré con las primeras personas. Venían de dormir arriba y, aunque no vieron atardecer muy bien con las nubes, para el amanecer se les había despejado mostrándoles un precioso amanecer. Era una buena señal encontrar a gente, significaba que iba por el buen camino.

Seguí para arriba poco a poco. Ya se empezaba a notar las pesadas subidas y la altura. También se empezaba a encontrar basura por el camino... Llegué a un tramo en el que la senda no estaba muy clara. Había sendas que seguían recto y otras que subían para una cima, pero que con la niebla no quedaba claro si era el camino a la cima. Por suerte tantos juegos de rastreo en los scouts dieron su fruto y fijándome en las huellas que habían dejado los que bajaban supe seguir el camino correcto, aunque me parecía que el correcto era el otro.

Prácticamente durante toda la subida iba envuelto en una neblina casi terrorífica. Había momentos en los que no veía más que 4m por delante de mi. Se hacía complicado localizar el camino correcto y era una pena no poder disfrutar de las vistas. La subida se prolongaba y se endurecía. Por fin llegué al principio del pico, ya me separaba de las faldas comunes. Ahora no había problemas para localizar el camino, era para arriba.





Cada vez iba asomando más el Sol. Significaba que estaba empezando a salir de la nube que durante todo el ascenso me acompañaba. También significaba que me iba acercando a la cima, pero aún quedaba lo más duro.

Llegué a un llano antes de comenzar el último ascenso, el ascenso al cráter y la cima. Era una pena porque este es un llano bastante resguardado que mucha gente gasta para dormir o comer y que por desgracia parecía más un vertedero que el principio del final de un ascenso tan increíble. En este llano me encontré a dos personas con una hoguera realizando un ritual Maya. Me saludaron y les devolví el saludo y, aunque me llamaba la atención y quería enterarme en que consistía, por respeto seguí con mi subida.

Ahora si que llegué al tramo más duro. En ocasiones pensaba que no me respondía el corazón y los pulmones. Tenía que pararme bastante a menudo y sentarme. No era ningún suplicio hacerlo, ya que cuando me sentaba en una piedra tenía una vista privilegiada del valle del norte de San Marcos y las montañas del sur de Chiapas. Poco a poco llegué a algo que me parecía el pico.






Una vez ahí me dejé caer al suelo y comencé a comer. El viento no daba tregua, subía al pico e iba para abajo. Ahí veía el Tacaná, aunque tenía la nube justo donde estaba. Muerto de frío comí, bebí y descansé. Cuando me armé de valor me giré y vi el pico de verdad en un momento de clareo y me puse en camino allí. Cuando llegué pude disfrutar realmente de donde estaba. Podía verlo todo, ya que la nube estaba justo donde había comido...



Ya desde aquí se veía el pacífico, el Tacaná, la cordillera de los Cuchumatanes y el valle de San Marcos. La pena era que como estaba por encima de las nubes no veía la cordillera de volcanes, pero disfrutar de ese mar de nubes no hacía que lo echaras en falta.





















Estaba ahí arriba, a 4220m sobre el nivel del mar. Yo sólo en es pico, encima de ese cráter contemplándolo todo por debajo de mi. La sensación es indescriptible en ese momento. El cráter era realmente deforme, pero se observaba a la perfección. De echo casi me caigo dentro por un resbalón. Por suerte conseguí frenarme a tiempo ya que si no la caída hubiera sido interesante.

Tras un buen rato sentado, sacando fotos y dando vueltas a toda la cima me propuse abordar el descenso.

No fue nada duro la verdad, porque aunque me dolían las rodillas no era ni parecido a la impotencia de la subida. En muy poco tiempo llegaba abajo. Lo que no pude evitar es recoger algo de basura de la cima porque me daba mucha lástima. Se que no va a servir de nada, porque nadie lo limpiará pero al menos me quedé tranquilo. En la bajada subían varios grupos de gringos con mucha más mierda que dejar. Sólo espero que se percataran de mi bolsa de basura y aunque no me imitaran al menos bajaran su propia basura...

Ya llegando a la zona de las casitas salió un nene corriendo hacia mi para pedirme una galletita o algo de comer. Daba mucha lástima cuando me contó donde vivía, una casa hecha con unas maderas y chapas. Realmente son como las que veo en el trabajo, pero el echo de que me pidiera comida me daba mucha lástima. Por desgracia no llevaba nada más que la basura y no pude darle nada.

Ya bajo del todo y reventado hice el viaje de vuelta. Llegué a Xela como a las 6 de la tarde y pasé por Wendy´s, como McDonalds pero mucho más bueno, y me compré la cena. Me la había ganado...

Llegué a casa y no aguanté mucho, fallecí en la cama como a las 8.

Ahí termina la aventura del Tajumulco, espero os haya gustado el relato al más puro estilo de al filo.

PD: Os dejo el enlace del blog de Amnistía Internacional. Se que es de lo que todo el mundo habla, pero hay que saber bien lo que ocurre. Por fin han dejado pasar a los observadores de Amnistía a Gaza y el panorama es dantesco.

http://livewire.amnesty.org/category/gaza-israel/?lang=es

PD2: Pedazo de canción he puesto hoy. Tiene frases tan míticas como, "El rey es la ley!" o "Hoy no más!". Ay ay ay ay ay!

lunes, 12 de enero de 2009

Fin del viaje (Cobán y Guate)

Retomando el viaje y para terminarlo por fin volvemos a la estación de microbuses de Santa Elena. Santa Elena es el pueblo que hay nada más cruzar el puente de flores. En esta estación no sólo habían microbuses, y agarré uno a otro pueblo que no recuerdo. De ahí crucé un río por el que cruzaban carros en unas barcazas enormes y en la otra orilla agarré otro microbús. Aún me quedaba otro cambio de microbús hasta agarrar el último que me llevaría a Cobán. Parece sencillo, pero fueron unas 7 horas de viaje.

Por suerte como salí pronto llegué de día aún a Cobán. Tras buscar un hostal que prometía mucho en la guía, pero que no aparecía por ningún sitio, me quedé en un hotel que parecía bastante agradable. Era más caro que la mayoría en los que había estado durante el viaje, pero aún así no salía muy caro. Además ofrecían los mejores precios para las excursiones a Semuc Champey y las cuevas de Lanquín, las maravillas naturales más conocidas de la zona.

Cobán se encuentra en la Alta Verapaz, departamento que alberga bellísimas excursiones a lugares de ensueño. Desde ríos con pozas de agua cristalina a cuevas y grutas tremendas para los amantes de la espeleología. También hay miles de caminatas con paisajes increíbles entre las montañas. Yo no tenía mucho tiempo para explorar esta zona, así que me fui a ver lo más llamativo. Así me apunte a una excursión a las pozas de Semuc Champey y a las Cuevas de Lanquín.

Volviendo al día que llegué a Cobán. Di una vuelta por la plaza, la Iglesia y lo poco que ese pueblo tenía y cuando anochecía me fui al hotel. Allí encontré dos compañeros de habitación. Eran italianos y estaban viviendo cerca de Chimaltenango. Trabajaban en una escuela con la Cooperación Italiana. Sí, aunque poca gracias a Berlusconi, sigue habiendo cooperación en Italia. Sólo apuntaré para los que no lo recuerden que allá por octubre del año pasado, amparándose en la crisis, Berlusconi decidió reducir el dinero destinado a la Cooperación Internacional, medida que aleja definitivamente a Italia de las metas aprobadas por los países europeos pertenecientes al G-8, que prevén una aportación del 0,51% del PIB para 2010 y de un 0,7% para 2015.

El caso es que hablando con los chicos italianos resultó que ella vivía en Valencia desde hacía 5 años. Vino de Erasmus y le gustó tanto que se quedó a vivir. Vaya casualidad! Vivía cerca del mercado central. Estuvimos hablando un buen rato y me contaron que ella se dedicaba a la fotografía y él era actor de teatro. Estuvimos un buen rato hablando y luego se nos unió un hippie surfero guatemalteco. Era una mezcla tan curiosa en Guatemala que me cayó muy bien. Empezó a hablarnos de la historia de la Guerra Civil y de política en Guatemala y entramos en un buen debate. Al final me decía ya: "Puta, sabés tanto como yo que vivo aquí". Me lo pasé muy bien con ellos, pero tuve que irme a dormir porque al día siguiente salía temprano para Semuc.

A la mañana siguiente me levanté y los italianos ya se habían marchado. Me hubiera gustado pedirles el email y mantener el contacto, pero se me olvidó la noche anterior. Me vestí y salí a esperar el carro que nos llevaba. La excursión incluía un desayuno así que nos llevaron a desayunar. Ahí conocí a mis compañeros de excursión. Habían dos chicas que iban con su padre y un canadiense que no sabía ni papa de castellano. Las chicas eran muy simpáticas, aunque un poquito "caqueras" y con el padre tuve la clásica conversación con un guatemalteco: La liga española de fútbol. En cuanto al canadiense era un tipo curioso. No era muy hablador, pero me contó que venía de México y que quería bajar hasta Nicaragua. Un buen viaje, aunque un poquito complicado sin saber castellano.

Tras una hora y media de viaje llegamos a la entrada de Semuc Champey. Al principio subes durante una hora hasta un mirador desde el que había una preciosa vista de todas las pozas. La característica de Semuc es que hay un río que pasa por debajo de una piedra gigante que hace de puente. El río, como no, está sucísimo, pero las pozas son de un agua cristalina. Ésto se debe a que el agua de las pozas proviene del filtrado en la tierra y de la lluvia. Es algo impresionante, tanto la entrada de agua por el tubo, como las pozas. La temperatura del agua era buenísima y aunque estaba lloviendo, nos bañamos. Cuando nos estábamos marchando me encontré con una pareja de españoles. Él era vasco y ella catalana y llevaban 2 meses de viaje. Empezaron en Nicaragua y estaban subiendo hacia arriba.

















Luego fuimos a las Cuevas de Lanquín. Éstas son unas cuevas gigantes. Tienen unos techos altísimos, por lo que son accesibles a todo el mundo, y éste ha sido su peor problema. Como muchas maravillas naturales en Guatemala, las cuevas no están nada cuidadas. No se sabe cuando fueron descubiertas, pero si se sabe ya con certeza que los Mayas utilizaban un altar para sacrificar doncellas jóvenes y lanzarlas al río que pasa por la entrada. Ya después, durante la Guerra Civil, la guerrilla la usaba como escondite y refugio. Tanto uso y tanto fuego encendido en su interior han provocado que todos los techos y paredes estén llenas de hollín. Además no hay ningún tipo de vigilancia y hasta el mismo guía rompía estalactitas de vez en cuando para que no tropezáramos con ellas... Es por eso que no son todo lo impresionantes que deberían, pero aún así te dejan con la boca abierta. Columnas formadas por la unión de estalactitas y estalagmitas de una anchura quizás de dos metros. Ojalá un día se den cuenta de lo que tienen y comiencen a cuidarlas.











A la vuelta a Cobán aún eran las 6 de la tarde. Aunque ya no había sol, no me apetecía irme a dormir, así que me fui a las afueras a un centro comercial que había. Cené por allá y me volví. En el hotel me puse a leer mientras tocaba en el restaurante del hotel un cantautor de Cobán algunas canciones muy bonitas que había escrito él. Al lado mío había una mujer mayor cenando que empezó a hablarme. Me contó que era profesora de antropología en una universidad en EEUU y que estaba aquí visitando a unas mujeres de una cooperativa que había ayudado a fundar. Se dedicaban a tejer y a la artesanía. Me contó que les había comprado unas tierras y que ellas le habían construido una casa para cuando las visitara. Como yo ya le había contado lo que hacía aquí, se interesó mucho en los proyectos de estufas que estoy viendo. Quería que ellos aprendieran a construirlas para poder hacerlas en la comunidad. Así que le dije que la pondría en contacto con la asociación que lleva a cabo esos cursos. Así lo hice y esperemos que salga algo bueno de ese contacto. De momento me cuenta que en un mes quedarán para hablar más tranquilamente, pero que parece que si que pueden darles los cursos.

Cuando termino el concierto me fui a dormir hasta que llegaron mis nuevos compañeros. Unos gringos que venían con tablas de surf. Eran dos chicos y una chica y parecían recién sacados de una película de universitarios americanos. No dijeron ni hola y empezaron a encender la luz y marear hablando en voz alta. Luego sacaron un DVD portátil e intentaron poner una película que habían comprado, pero como era en castellano se cansaron y se fueron a dormir. A la mañana siguiente volvieron a "chingar", pero por suerte yo ya me iba y no tenía que volver a verlos.

Ese día agarré un bus a la capi, donde me esperaba Isra, que había venido del Lago, para salir y despedirle. Me encontré con él en el centro y nos fuimos a su casa. Estuvimos toda la tarde intentando llamar a Estela y Fran, porque también queríamos despedirnos de Estela, pero siguieron sin contestar a las llamadas. Así que cuando llegó Yago nos fuimos los tres a cenar a un chino (con camareros guatemaltecos, que raro no?) y luego a las 100 puertas a tomar algo. Las 100 puertas estaban muy animadas, con un grupo de percusión tocando en la calle. Estuvimos un rato bebiendo y luego nos fuimos para casa. Me parece que llevábamos todos un buen reventón.

A la mañana siguiente me preparé la mochila, me despedí de estos dos y me vine para Xela. Ahí terminaban 10 días agotadores de viaje. Agotadores pero divertidos, en los que conocí a mucha gente y aprendí muchas cosas. Pensándolo fríamente a la vuelta, entre estudios, trabajos y scouts hacía mucho tiempo que no me daba un viaje de 10 días o más para mi.

PD: En breve colgaré fotos
PD2: Os dejo un enlace con una noticia sobre Guatemala. Que nadie se escandalice, que la mayoría de esas muertes son en la capital. Repito por enésima vez que Xela es un lugar de lo más tranquilo.
PD3: Se agradecen comentarios, que si no se van las ganas de escribir, porque parece que no te lea nadie.

http://www.elpais.com/articulo/internacional/paz/habla/Guatemala/elpepuint/20090109elpepuint_1/Tes





miércoles, 7 de enero de 2009

Historia de Mario Camposeco


En la actualidad el club de fútbol de Xela, el Xelajú Mario Camposeco que por cierto es de los punteros en la liga de guatemala, juega en el estadio Mario Camposeco.

Tanta referencia a Mario Camposeco tiene una escabrosa historia que os voy a contar a continuación.

Mario Camposeco era un joven jugador de fútbol, cuya leyenda comenzó cuando vistió la camiseta del club de Xela. Desde pequeño Mario siempre destacó en el deporte, no sólo en fútbol, sino que también fue miembro de la selección departamental y nacional de baloncesto en varias ocasiones. Fue así como se ganó el apodo de El Caballero del Deporte.

Desde que debutara en 1943 como internacional se hizo pieza fundamental al igual que en Xela. Su fama transcendió las fronteras, un equipo mexicano de fútbol le ofreció un jugoso contrato para que integrara sus filas. Sin embargo, declino la oferta indicando que el se debía a su tierra.

En 1951
Mario Camposeco se encontaba en uno de sus momentos más dulces cuando el 17 de junio se enfrentaba el Xelajú contra el Comunicaciones, de la capital. En el encuentro, contra todos los pronósticos, Xelajú se puso en ventaja, era Mario Camposeco quien conseguía la primera anotación. Otra vez Camposeco hacia su aparición y conseguía el segundo, posteriormente el tercer tanto, para dejar la cuenta tres goles a cero.

Como premio a su fantástica actuación y para recibir el homenaje de la afición se subió a una avioneta con la intención de sobrevolar la ciudad. Iba a ser un vuelo placentero en el que se le homenajearía por parte de la afición, pero la celebración se convirtió en tragedia cuando por un fallo mecánico la avioneta comenzó a perder altura y termino estrellándose. No hubieron supervivientes.

En honor al mítico jugador se puso su nombre al estadio y al club dándole así un último homenaje que no se le pudo dar después de aquel "hat- trick" que queda grabado en la memoria de aquellos aficionados.


Es un poco negro quizá mi humor pero, ¿no tiene un puntito cómico?
Moraleja...




viernes, 2 de enero de 2009

Tikal (segunda parte del viaje)

Retomemos el relato del viaje donde lo dejamos. Nos quedamos en que volví con Pablo del Lago y nos fuimos a cenar con Isra. A la vuelta de la cena y durante ella intentamos llamar a Estela y Fran, pero no sabemos por qué no contestaron. Como no teníamos noticias de ellos decidimos viajar Isra y yo por nuestra cuenta. Empezamos a darle vueltas a lo de Tikal, pero al ser dos el carro salía carísimo y Yago nos comentó su viaje por el Caribe Hondureño. Mirando las fotos y por lo que nos contaba aquello parecía el Paraíso.

Nos contó sobre Punta Sal, que tiene playas casi cerradas y boscosas. Son playas de piratas y por lo visto hay un galeón hundido para el que puedes contratar una visita con equipo de submarinismo. Luego nos habló de los Cayos Cochinos. Son un grupo de islotes al norte de la Ceiba. Son muy pequeñas y entre ellas hay una llamada Chachahuate. Es una isla en la que hay como 10 casas, porque ya no caben más, y que es habitada por una tribu de Garífunas. Por un precio muy asequible te dejan dormir con ellos en la isla. Es increíble. Cuando baja la marea puedes pasar caminando entre una y otra isla. Antes de buscar fotos en Internet Yago nos enseñó las suyas. Eran fotos con su cámara y su poco arte para hacer fotos, pero aún así eran impresionantes. Vaya playas...

Encontramos en la guía una empresa de transporte que nos llevaba a Tela, una ciudad al sur de Punta Sal, desde la capital. El problema surgió cuando me di cuenta de que me había dejado el pasaporte en Xela. Al día siguiente, Lunes, llamamos a Franxu para que me lo enviara en un bus y me llegara ese día. Pero se durmió en los laureles y lo llevó cuando ya había salido el último, por lo que no me iba a llegar hasta las 8:30 del día siguiente. El problema es que había que comprar el billete a las 8 para salir a las 9. Evidentemente era imposible. Por lo que me planteé irme a Tikal y que Isra se fuera a Honduras

Al día siguiente nos levantamos dispuestos a separarnos. Pero Isra empezó a plantearse quedarse en Guatemala. Al final decidió irse a San Marcos y pasar unos días de relax y buena vida. Yo finalmente recogí mi pasaporte y agarré el bus hacia Tikal. Me iba solo, pero seguro que hacía amigos.

El bus eran 8 horas, para variar un viaje de muchas horas en Guatemala. Durante el viaje hubo mucha lectura, música y nuevas amigas. Al lado de mi asiento habían unas chicas gringas muy simpáticas de las que me hice amigos. Al llegar nos fuimos al mismo hostal, el hostal Los Amigos, un sitio muy agradable y barato pero en el que me sentí un poco fuera de lugar. ¡Todo el mundo allí hablaba en inglés! Lo malo de los gringos es eso, que vayan donde vayan lo conquistan todo y como se creen el ombligo del mundo no aprenden nada de castellano.

Pese a eso y a que me tenía que comunicar en inglés me lo pasé muy bien. Conocí a un gringo que trabajaba en Honduras y me dijo que por esa época estaba bastante nublado y que había hecho bien subiendo para Tikal. Tras conocer a bastante gente y practicar mi inglés me fui a dormir porque al día siguiente tenía que levantarme a las 4:30 para mi visita a Tikal.

El madrugón valió la pena. La entrada a Tikal ya fue impresionante. Nada más entrar al centro de visitantes puedes ver un estanque donde tienen cocodrilos metidos. El encanto de Tikal no sólo son los templos y las ruinas. Si que es cierto que son los más grandes, pero en Palenque también puedes encontrar grandes templos y en Copán las estelas se conservan con todo lujo de detalles, cosa que no ocurre en Tikal. Lo más impresionante de Tikal es que todas sus ruinas se encuentran dentro de la selva. No sólo puedes encontrar esas maravillas hechas por el hombre, sino que también puedes encontrarte animales ya que vas por en medio de la selva.











Justo ese día me llovió, pero tuve suerte y pude ver un oso hormiguero y un tucán. Los monos no pude verlos, pero si que se les oía constantemente.

Los templos son algo impresionante. La mayoría hechos con barro y rocas han sido cubiertos por la vegetación y las tareas de restauración son complicadas. En todas ha colaborado la Cooperación Española, como se encargan de mostrarnos muchos carteles por todo el parque.




















El primer templo al que subí es el V. No es el más alto, pero desde arriba se ven los templos gemelos de la plaza, el templo III y el IV. Las vistas son impresionantes. Es curioso, pero ahí arriba parecía que todo te tuviera respeto, hasta el clima. Una vez arriba dejó de llover y las nubes se abrieron para mostrarme toda la vista de los templos asomando de las copas de los árboles. Ahí, a 60 metros de altura todo era paz y tranquilidad. Como tantos otros, me quedé mis 15 minutos allí sentado mirando al horizonte.





















La plaza es diferente. Rodeada de la única zona residencial y de la zona religiosa y dominada por los dos templos gemelos. Uno de ellos es el Gran Jaguar, el templo más famoso de Tikal y el que seguramente habréis visto en tantas ocasiones en fotos. En la plaza es donde más estelas se conservan, pero como ya he dicho antes no están en muy buen estado. Las de Copán si que se conservan al detalle. También se encuentra en la plaza el campo de pelota, donde jugaban sus partidos de este deporte. Fue aquí donde conocí a una chica mexicana con la que por fin pude hablar castellano. Iba con un chico francés y otro alemán y casualidades de la vida estaban estudiando en la universidad para la que pedí la Promoe en Monterrey. ¡Todavía más curioso es que estudiaban lo mismo que yo!

















Tras toda la mañana de arriba para abajo, subiendo y bajando templos y alucinando con todas las maravillas que tiene Tikal me volví para Flores, la isla en la que dormía. Flores es una isla que se encuentra en medio del Lago Petén Itzá. El Petén fue la última región de Guatemala que Pedro de Alvarado conquistó. Cuentan que esto se debe a que las tribus del Petén era las que mejores guerreros tenían y durante largo tiempo Pedro de Alvarado les temió. Cuando por fin conquistaron esa región parecía que siguieran temiéndola, ya que utilizaron la isla de Flores como penal.










A mi vuelta me fui a dar una vuelta por Flores con las gringas. Vimos atardecer y estuvimos hablando un largo rato. Una de ellas era una neurótica de la seguridad y la otra lo sufría con bastante resentimiento por lo que me contó. Volvimos al hostal y estuvimos largo rato hablando, mientras intentaba decidir si me iba al Lago con Isra o me iba a Cobán a ver las maravillas naturales de la Alta Verapaz. Apareció la gente de Monterrey también y estuvimos largo rato hablando. Finalmente me fui a dormir con la idea de ir a Cobán.

A la mañana siguiente fue el momento de las despedidas. Me puse en camino para Cobán desde la estación de Flores. Por delante me esperaban unas 6 horas de viaje, pero merecería la pena.

Feliz año nuevo a todos!!