La cultura musical peruana

viernes, 2 de enero de 2009

Tikal (segunda parte del viaje)

Retomemos el relato del viaje donde lo dejamos. Nos quedamos en que volví con Pablo del Lago y nos fuimos a cenar con Isra. A la vuelta de la cena y durante ella intentamos llamar a Estela y Fran, pero no sabemos por qué no contestaron. Como no teníamos noticias de ellos decidimos viajar Isra y yo por nuestra cuenta. Empezamos a darle vueltas a lo de Tikal, pero al ser dos el carro salía carísimo y Yago nos comentó su viaje por el Caribe Hondureño. Mirando las fotos y por lo que nos contaba aquello parecía el Paraíso.

Nos contó sobre Punta Sal, que tiene playas casi cerradas y boscosas. Son playas de piratas y por lo visto hay un galeón hundido para el que puedes contratar una visita con equipo de submarinismo. Luego nos habló de los Cayos Cochinos. Son un grupo de islotes al norte de la Ceiba. Son muy pequeñas y entre ellas hay una llamada Chachahuate. Es una isla en la que hay como 10 casas, porque ya no caben más, y que es habitada por una tribu de Garífunas. Por un precio muy asequible te dejan dormir con ellos en la isla. Es increíble. Cuando baja la marea puedes pasar caminando entre una y otra isla. Antes de buscar fotos en Internet Yago nos enseñó las suyas. Eran fotos con su cámara y su poco arte para hacer fotos, pero aún así eran impresionantes. Vaya playas...

Encontramos en la guía una empresa de transporte que nos llevaba a Tela, una ciudad al sur de Punta Sal, desde la capital. El problema surgió cuando me di cuenta de que me había dejado el pasaporte en Xela. Al día siguiente, Lunes, llamamos a Franxu para que me lo enviara en un bus y me llegara ese día. Pero se durmió en los laureles y lo llevó cuando ya había salido el último, por lo que no me iba a llegar hasta las 8:30 del día siguiente. El problema es que había que comprar el billete a las 8 para salir a las 9. Evidentemente era imposible. Por lo que me planteé irme a Tikal y que Isra se fuera a Honduras

Al día siguiente nos levantamos dispuestos a separarnos. Pero Isra empezó a plantearse quedarse en Guatemala. Al final decidió irse a San Marcos y pasar unos días de relax y buena vida. Yo finalmente recogí mi pasaporte y agarré el bus hacia Tikal. Me iba solo, pero seguro que hacía amigos.

El bus eran 8 horas, para variar un viaje de muchas horas en Guatemala. Durante el viaje hubo mucha lectura, música y nuevas amigas. Al lado de mi asiento habían unas chicas gringas muy simpáticas de las que me hice amigos. Al llegar nos fuimos al mismo hostal, el hostal Los Amigos, un sitio muy agradable y barato pero en el que me sentí un poco fuera de lugar. ¡Todo el mundo allí hablaba en inglés! Lo malo de los gringos es eso, que vayan donde vayan lo conquistan todo y como se creen el ombligo del mundo no aprenden nada de castellano.

Pese a eso y a que me tenía que comunicar en inglés me lo pasé muy bien. Conocí a un gringo que trabajaba en Honduras y me dijo que por esa época estaba bastante nublado y que había hecho bien subiendo para Tikal. Tras conocer a bastante gente y practicar mi inglés me fui a dormir porque al día siguiente tenía que levantarme a las 4:30 para mi visita a Tikal.

El madrugón valió la pena. La entrada a Tikal ya fue impresionante. Nada más entrar al centro de visitantes puedes ver un estanque donde tienen cocodrilos metidos. El encanto de Tikal no sólo son los templos y las ruinas. Si que es cierto que son los más grandes, pero en Palenque también puedes encontrar grandes templos y en Copán las estelas se conservan con todo lujo de detalles, cosa que no ocurre en Tikal. Lo más impresionante de Tikal es que todas sus ruinas se encuentran dentro de la selva. No sólo puedes encontrar esas maravillas hechas por el hombre, sino que también puedes encontrarte animales ya que vas por en medio de la selva.











Justo ese día me llovió, pero tuve suerte y pude ver un oso hormiguero y un tucán. Los monos no pude verlos, pero si que se les oía constantemente.

Los templos son algo impresionante. La mayoría hechos con barro y rocas han sido cubiertos por la vegetación y las tareas de restauración son complicadas. En todas ha colaborado la Cooperación Española, como se encargan de mostrarnos muchos carteles por todo el parque.




















El primer templo al que subí es el V. No es el más alto, pero desde arriba se ven los templos gemelos de la plaza, el templo III y el IV. Las vistas son impresionantes. Es curioso, pero ahí arriba parecía que todo te tuviera respeto, hasta el clima. Una vez arriba dejó de llover y las nubes se abrieron para mostrarme toda la vista de los templos asomando de las copas de los árboles. Ahí, a 60 metros de altura todo era paz y tranquilidad. Como tantos otros, me quedé mis 15 minutos allí sentado mirando al horizonte.





















La plaza es diferente. Rodeada de la única zona residencial y de la zona religiosa y dominada por los dos templos gemelos. Uno de ellos es el Gran Jaguar, el templo más famoso de Tikal y el que seguramente habréis visto en tantas ocasiones en fotos. En la plaza es donde más estelas se conservan, pero como ya he dicho antes no están en muy buen estado. Las de Copán si que se conservan al detalle. También se encuentra en la plaza el campo de pelota, donde jugaban sus partidos de este deporte. Fue aquí donde conocí a una chica mexicana con la que por fin pude hablar castellano. Iba con un chico francés y otro alemán y casualidades de la vida estaban estudiando en la universidad para la que pedí la Promoe en Monterrey. ¡Todavía más curioso es que estudiaban lo mismo que yo!

















Tras toda la mañana de arriba para abajo, subiendo y bajando templos y alucinando con todas las maravillas que tiene Tikal me volví para Flores, la isla en la que dormía. Flores es una isla que se encuentra en medio del Lago Petén Itzá. El Petén fue la última región de Guatemala que Pedro de Alvarado conquistó. Cuentan que esto se debe a que las tribus del Petén era las que mejores guerreros tenían y durante largo tiempo Pedro de Alvarado les temió. Cuando por fin conquistaron esa región parecía que siguieran temiéndola, ya que utilizaron la isla de Flores como penal.










A mi vuelta me fui a dar una vuelta por Flores con las gringas. Vimos atardecer y estuvimos hablando un largo rato. Una de ellas era una neurótica de la seguridad y la otra lo sufría con bastante resentimiento por lo que me contó. Volvimos al hostal y estuvimos largo rato hablando, mientras intentaba decidir si me iba al Lago con Isra o me iba a Cobán a ver las maravillas naturales de la Alta Verapaz. Apareció la gente de Monterrey también y estuvimos largo rato hablando. Finalmente me fui a dormir con la idea de ir a Cobán.

A la mañana siguiente fue el momento de las despedidas. Me puse en camino para Cobán desde la estación de Flores. Por delante me esperaban unas 6 horas de viaje, pero merecería la pena.

Feliz año nuevo a todos!!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Hola viajero!
no he podido escuchar la canción, en el ordenador del curro no tenemos altavoces...he leido a medias el viaje, demasiadas cosas que preparar para la noche de reyes que curro, lo leo más despacio el lunes que vuelvo a currar...
hareis algo especial para Reyes?
que lo paseis bien!
muac!

Diego dijo...

Aquí no se celebran los Reyes, pero nosotros hemos hecho un amigo invisible entre varios amigos. No es gran cosa, pero al menos tenemos la ilusión de abrir un regalito.